¿Y usted lo haría?

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Por: Alexandra Ivanova, directora Revista Pasacalles

Imagen: The Outsider, la obra de Donna Williams

A raíz de la polémica que se ha generado en los últimos días alrededor de un video, donde dos reconocidas presentadoras de la televisión nacional utilizan la definición de “autista” para una burla, recordé sobre una amiga que está viviendo en carne propia la experiencia de criar un hijo con un trastorno de carácter autísta.

En una conversación que tuvimos hace varios meses, ella comentó que su hijo tuvo que abandonar sus estudios en el colegio, debido a los problemas de convivencia dentro del centro educativo.

De acuerdo con las palabras de la madre del joven de 17 años de edad, en el colegio abundaban personas que sabían muy poco sobre el respeto hacia las personas especiales, el verdadero compañerismo y convivencia sana, más bien, rechazaban a una persona que les parecía “diferente” pues para ellos, este ya es un motivo para distanciarse y a veces burlarse de su compañero y no hacer ni siquiera un intento a conocerlo mejor y descubrir su personalidad.

Sin duda alguna, lo hecho por las comunicadoras de la cadena televisiva nacional, fue una gran falta al respeto y falta de discreción. ¿Sin embargo, cuántas de las personas que ahora expresan con tanto coraje su indignación por ello, realmente están dispuestas a ayudar a una persona con Autismo? ¿A darle la mano? ¿Darle trabajo y respetar su calidad humana? ¿Aceptarlo como amigo y no tratarlo con lástima? ¿Invitarlo a su fiesta? ¿Tener paciencia para explicarle si no entiende algo? Ahora no estoy hablando de los padres y familiares de personas con Autismo. Estoy hablando de decenas de usuarios de las redes sociales, que afirman sentirse indignados. Entonces, ¿harían lo anteriormente mencionado?

Si tenemos tantos ciudadanos conscientes sobre el problema, ¿por qué suceden las situaciones como la que está viviendo el joven que ha tenido que salir del colegio y buscar otra forma de continuar sus estudios? ¿Dónde estuvieron todos estos defensores de las personas especiales, cuando no solo él, sino muchos niños, jóvenes y adultos que tienen el mismo problema, necesitaban de su ayuda y apoyo?

Por otro lado, no solo las figuras públicas, sino cada ciudadano, tienen que pensar bien antes de hablar. También, vale la pena recordar que entre aparentar y ser personas verdaderamente responsables por sus palabras y hechos, lo mismo que realmente respetuosas, hay mucha diferencia. Y es el derecho de cada quien, “ser” o “aparentar”, pero habrá que estar preparados para asumir las consecuencias de cualquier actitud.