Por: Alexandra Ivanova, directora Revista Pasacalles
En marco del Día Mundial de la Salud Mental, se están realizando las campañas de concientización y se hace un llamado a las personas a buscar la ayuda profesional, es decir, la ayuda psicológica o psiquiátrica. Sin embargo… ¿Es la única herramienta para ayudar a las personas que están perdiendo su integridad mental e inclusive corren peligro de atentar contra sus propias vidas?
El segundo año de pandemia, además de poner la humanidad ante una amenaza a la salud física que antes se desconocía, ha traído una explosión de trastornos mentales, entre ellos, ansiedad y depresión.
Según datos de Pan American Health Organization o la Organización Panamericana de la Salud, un 60% de la población mundial padece de trastornos mentales de diferentes tipos.
Con respecto a Pérez Zeledón, el año pasado el cantón generaleño ocupó el cuarto lugar en el país con su índice alarmante de suicidios, según lo afirmó la psicóloga Cindy Moya.
Es importante que se realicen las campañas que ayuden a quitar el sello de “locos” a las personas que acuden a la ayuda de los profesionales en salud mental. Sin embargo, para preservar la salud, sea física o mental, no es suficiente solo recibir la ayuda de los profesionales en salud.
Imaginemos a una persona que sufre de una enfermedad física. Puede recibir un tratamiento médico, hasta someterse a una operación. ¿Pero qué pasará con su cuerpo, si después de terminado el tratamiento no tendrá los recursos para la rehabilitación? ¿Si no tiene acceso a una buena alimentación y a las dignas condiciones de vida? ¿Le servirá para mucho la ayuda de los mejores médicos?
Lo mismo sucede con la salud mental. La mayoría de aquellas personas que están sufriendo de la ansiedad, depresión y otros trastornos mentales, lo pudieran superar mucho más rápido, si tuvieran un empleo digno, si pudieran desarrollar sus emprendimientos, si tuvieran la posibilidad de dar el sustento a sus familias y la motivación para seguir adelante.
Hablando de la salud, tanto física como mental, no se trata solo de curar los síntomas sino de eliminar el motivo de la enfermedad. Por ello, los profesionales de salud no tienen que estar solos en esta lucha. También es el compromiso de las personas que están integrando el aparato gubernamental y toman las decisiones que marcan el futuro del país. Y es uno de los mayores retos que espera a aquellos que llegan a la Presidencia de la República y al nuevo Gobierno el próximo año.