José Andrés Valverde Camacho
Estudiante de Relaciones Internacionales y Enseñanza del Español
San Isidro de El General, Pérez Zeledón. Es notorio el clima tenso que se vive en Costa Rica por la política. Esto no es nuevo, por supuesto, sino que ha venido en crecimiento. Las personas, hoy en día, no saben por quién votarán. ¿Es esta la realidad que enfrenta el país, en vísperas de las elecciones presidenciales? -Lamentablemente la respuesta es sí. Es notoria la complejidad de elección para las personas que llevan muchos años ejerciendo el sagrado derecho al sufragio, pero entonces, para los que emitirán el voto por primera vez este año ¿es la misma situación, o más difícil aún?
Entremos en contexto; después del gobierno de Laura Chinchilla ‒quien, dicho sea de paso, fue la primer mujer presidente del país‒ la política costarricense giró en torno a la esperanza de un nuevo mañana, poniendo la responsabilidad del país a un partido político relativamente nuevo, que nunca había estado en la presidencia. Ante tal jolgorio y alegría de los costarricenses por derrocar el tradicionalismo de muchos años, para el 2018 llegó una fuerte decepción, que ante muchos no tendría perdón.
Para las elecciones presidenciales del 2018 el partido con el poder volvió a quedar con la dirigencia del país; por segunda ocasión, a pesar de la grave decepción de la mayoría de la población ante el anterior gobierno. ¡He aquí lo interesante! Si nos preguntamos qué pasará para las próximas elecciones de febrero de 2022, es tan incierto como cuándo acabará la corrupción en el país. Hay mucha división, muchos partidos políticos, y una lucha entre repetir o no la historia, es decir, ¿darle la confianza nuevamente a un partido que surgió no hace mucho, o bien, resignarse a confiar en lo tradicional? ‒Es difícil de responder. Los jóvenes, presente y futuro de la patria tenemos en nuestras manos el ejercicio del sagrado derecho del sufragio, en mi caso, por primera vez… pero ante tales cuestionamientos es tan difícil llegar a una decisión sabia sobre cuáles son las razones que nos harán escoger una presidencia de manera responsable.
No solamente mi persona se encuentra sumida en tal incertidumbre, sino que, en general, todo el país. Muchos jóvenes protestan contra el tradicionalismo, sin embargo, se quejan posteriormente de la inexperiencia de los partidos nuevos. Y ahora entra en vigor con mayor fuerza el tema ideológico (religioso) que divide aún más el país sobre a quiénes van a elegir.
Ser joven implica que las decisiones que se tomen hoy afectarán a nuestra clase cuando estemos laborando, además, el futuro de nuestros hijos o nietos. Ser joven implica la responsabilidad de elegir, con la incertidumbre de si se escoge o no de manera apropiada.
Si bien este es un breve comentario de la realidad electoral desde una óptica juvenil de quien ejercerá su primer voto, es conocida la división, la decepción y la intriga que deviene en el porvenir del pueblo tico. En estos aires políticos de las presidenciales no se siente más que incertidumbre; aunada a la que existe ya por la pandemia, es decir, es difícil escoger representaciones políticas para el país, tanto para los jóvenes que votarán por primera o segunda vez, así como para los adultos y ancianos que no saben en quién depositar la confianza para el voto.
Mientras exista la sagrada democracia en este país, seamos responsables y escojamos a conciencia. La información está casi al alcance de todos. Como miembros de este país debemos ser conscientes que nos esperan grandes luchas; luchas contra la corrupción, privatización y luchas por salvar la economía. Si no se hace algo hoy como jóvenes, como ciudadanos y como ejecutores de la democracia, mañana será tarde; mañana será aún más difícil sobrevivir, trabajar o estudiar en este país.