Batalla del pueblo Brӧran contra la crisis económica
Por: Alexandra Ivanova
Regresar a las tradiciones ancestrales de la agricultura y crear un espacio donde los productores locales puedan ofrecer los resultados de su trabajo a los clientes, esta ha sido la respuesta que está dando el territorio indígena Térraba-Brӧran a la crisis económica, provocada por el COVID-19.
Con la llegada de la pandemia, decenas de familias indígenas que vivían de la artesanía y turismo rural, dejaron de recibir ingresos. Sin embargo, un grupo de productores decidieron no darse por vencidos y buscaron la forma de salir adelante, adaptándose a la nueva realidad.
Así surgió la Feria de Productores Brӧran, que busca reactivar la economía de este territorio indígena.
La primera edición de la feria que cumple con el protocolo necesario para protegerse del COVID-19, coincidió con la celebración del Día de la Madre. Se pretende realizarla cada 15 días.
Paulino Nájera, miembro de la organización de la Feria de Productores Brӧran, dijo que con esta iniciativa también se busca retomar las prácticas agrícolas que usaban los antepasados de los habitantes de Térraba.
“Desde hace días hemos estado con la inquietud de dar la cara a esta situación. Estamos produciendo siempre y las personas están consumiendo los productos que se cultivan en el pueblo. Muchas familias han retomado las prácticas agrícolas que había antes en nuestra comunidad, para tener alimentos en sus hogares”, comentó.
Luego don Paulino y sus compañeros del grupo organizador presentamos la iniciativa al Consejo de Mayores Brӧran y recibieron el visto bueno.
“Les pareció bonita la idea y así creamos un espacio donde podamos vender nuestros productos. Siempre tomamos en cuenta las medidas de protección. Este espacio no solo es para los agricultores, sino también para las amas de casa que preparan comidas tradicionales y para los artesanos”, destacó Nájera.
El coordinador de la feria, resaltó que el cumplimiento de las medidas de protección es un hábito que todos los habitantes del pueblo tienen que desarrollar.
“En mi caso, trabajo con el turismo rural y tengo que tomar las medidas de protección. Mi esposa y yo aprovechamos este tiempo para utilizar las herramientas en línea y recibir capacitaciones. Creo que este es un respiro para la tierra, ya que íbamos con mucha velocidad. Aunque es doloroso decirlo pues muchas personas en el mundo han fallecido, mientras que otros están pasando los momentos muy difíciles”, expresó.
Mientras tanto, algunos productores indígenas compartieron sus historias de reinvento con la Revista Pasacalles.
Fidelia Rivera: “Mis mascarillas llevan el sello indígena”
Con mucho cariño y dedicación, doña Fidelia muestra las imágenes de los animales y plantas que decoran el producto que ha sido muy solicitado en los tiempos de pandemia. Se trata de mascarillas protectoras que están ayudando a muchas amas de casa a generar los ingresos; pero las prendas elaboradas por esta artesana se distinguen por su diseño.
“Soy artesana desde hace 20 años. Debido a esta pandemia, todo se vino abajo. Ya no obtenía ingresos de la artesanía, por lo que se me ocurrió producir mascarillas, haciendo lo que yo sé hacer. Uso la técnica de grabado y hago las mascarillas con el sello indígena. Es un arte que inventaron nuestros abuelos, ya que son los mismos dibujos que se hacen en las jícaras”, explicó doña Fidelia.
Rivera dijo que ya logró vender más de 100 unidades. “Me hacen pedidos los nacionales y las mascarillas llegan a diferentes partes de Costa Rica. Las vendemos mediante las herramientas virtuales, mi hija me ayuda con la parte de las ventas”, indicó la artesana.
Antes de entrar al mundo de la artesanía, doña Fidelia se dedicaba a su familia y las labores de la casa, pero cuando sus hijos empezaron a crecer, empezó a hacer sus primeros trabajos artesanales; luego recibió una capacitación del Ministerio de Cultura, donde aprendió a hacer grabado no solo sobre el jícaro, sino también sobre el papel.
“La primera entrada que recibí, fue de 4 mil colones y para mí, fue muy importante. Cuando uno se acostumbra a que siempre hay algo de dinero, es muy duro quedarse en cero”, expresó la artesana.
Con la venta de las mascarillas, doña Fidelia también se ayuda a comprar las medicinas, ya que padece de fibromialgia.
“El malestar queda atrás cuando trabajo pues para mí es como una terapia psicológica. Mientras trabajo olvido de la enfermedad”, finaliza la artesana.
Wolmar Rivera y Rosibel Hernández: “Así nos ayudamos mientras no hay turistas”
Para Wolmar Rivera y su esposa, Rosibel Hernández, la ausencia de los turistas en la comunidad ha traído una gran incertidumbre y preocupación. Sin embargo, esta familia ha encontrado la forma de adaptarse al período complicado y prepararse para recibir los visitantes en su centro turístico, cuando esto será posible.
“Desde el principio de la pandemia, empezamos a hacer jabón artesanal, desde que dejamos de recibir visitantes en nuestro centro turístico. El jabón ha sido una gran ayuda, ya que ahora las personas prestan más atención a la higiene y, sobre todo, al lavado de manos. El jabón se vende hasta mejor que las máscaras y también lo hacemos para el uso familiar”, dijo Wolmar.
Mientras tanto, Rosibel sonríe y dice que la receta del jabón artesanal se mantiene en secreto, no obstante, asegura que el producto contiene los ingredientes naturales que se consiguen en la comunidad.
Juan Félix Rivera: “El anciano indígena tiene algo que decir sobre las epidemias”
Un adulto mayor indígena siempre tiene algo que decir sobre las epidemias que afecten la comunidad, así lo aseguró el miembro del Consejo de Mayores de Térraba-Brӧran, Juan Félix Rivera Gómez.
“En los años anteriores los territorios indígenas ya tuvieron que enfrentar el contagio masivo por diferentes enfermedades. Por ello, el ansiado indígena siempre tiene algo que decir sobre las epidemias. Lo que estamos haciendo ahora, es cuidarnos. Nuestros adultos mayores dicen que cuando una enfermedad llega al pueblo, es el resultado de algo provocado por nosotros mismos. Solo tenemos que estar unidos y cuidar nuestra comunidad”, destacó el dirigente indígena.
Don Juan Félix, añadió que una de las peores epidemias que se vivió en Térraba-Brӧran, fue la fiebre amarilla que atacó a la comunidad muy fuertemente hace más de 70 años.
“Mi papá, Alejandro Rivera Guillén, quien ahora tiene 90 años de edad, lo vivió y fue uno de los enterradores que daban sepultura a los fallecidos. Ahora ya no somos un pueblo que era antes pues quedamos muy pocos. En aquel entonces, muchas casas quedaron cerradas, ya que la fiebre amarilla se llevó a muchos”, contó Rivera.
El artesano, también dijo que en aquellos tiempos se utilizaban los remedios naturales a base de limón. Hoy en día, el limón sigue siendo usado en la medicina natural indígena.
“Ahora también acudimos a la medicina oficial, pero creo que los remedios de nuestros abuelos tienen mucha fuerza”, concluyó don Juan.
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