Floribeth González
Periodista
Georgeanela Mata es como un ciclón. Fuerte, empoderada, luchona; logra lo que se propone. Una ingeniera en manejo del recurso hídrico con absoluta consciencia social; quien se convirtió, hace unas semanas y con tan sólo 27 años, en la primera defensora de los estudiantes en la Universidad Técnica Nacional.
A ese puesto llegó a punta de esfuerzo, sacrificio y compromiso. Antes, ella trabajaba como representante estudiantil, sin salario y sin dietas, y gracias a eso se dio a conocer y fue nombrada defensora de los estudiantes.
El reto es grande: iniciar una oficina desde cero; algo que la emociona y le permite aspirar a no sólo defender los derechos de los y las estudiantes sino a prevenir que se cometan injusticias y educar a toda la población en temáticas que van de la mano con los derechos humanos y valores como la tolerancia y el respeto.
“Creo que lo que más me gusta hacer en el mundo es que mi existencia tenga un propósito positivo, y parto de la premisa que todo liderazgo debe formarse en la motivación de servicio; desde pequeña vi a mis papás involucrados en diferentes espacios de la comunidad y lo siguen haciendo, entonces por herencia o por ejemplo, lo he reproducido”, afirma.
Además, es una orgullosa generaleña que creció hasta los 18 años en Peñas Blancas, cerca del cementerio, entre árboles, ganado, café y caña. Sus papás y sus tres hermanas aún viven en la misma casa. Su hermano mayor y ella están "exiliados" en el GAM.
Ahora su sueño es convertirse en una consultora internacional sobre agua pero con sensibilidad social y educativa. Eso sí, lo que siempre quiso estudiar fue comunicación colectiva y por eso, escribe artículos de vez en cuando.
En fin, que, para ella, lo más importante radica en la excelencia que pueda demostrar como persona y como profesional; y que eso le sirva para transcender, especialmente desde que fue diagnosticada con cáncer.
Así lo explica ella misma:
“Este año incidentalmente me descubrí un cáncer de tiroides; me mantuve y sigo positiva, porque a pesar del miedo, de la incertidumbre siempre tuve un gran apoyo y nunca perdí la fe y me dije, pase lo que pase, estoy feliz por todo lo que la vida me ha permitido hacer.
Cuando me dieron el diagnóstico sabía quiénes me iban a apoyar ciegamente en el proceso. Contar con apoyo es esencial en cualquier circunstancia y no necesariamente es un tema monetario, sino ese abrazo o ese hombro para descargar un poco las emociones.
Yo soy creyente, y aunque tengo mucha fe, la oración me dio mucha paz; siempre trato de, en medio de la tempestad, ver lo positivo, buscarle causa, aprendizaje. (Tras el diagnóstico) desarrollé mucha paciencia, aprendí sobre el dolor, fue una montaña rusa de emociones…
Muchas veces me han dicho que mi ejemplo ha inspirado a otras personas a involucrarse en diferentes espacios y eso me llena porque todos podemos contribuir a mejorar nuestro entorno, en cualquier espacio; la vida es muy efímera para ser egoísta.
Así que el principal motivo para ser fuerte o concretar metas es vivir intensamente el tiempo que me quede y para mí es vital trascender, ser ejemplo de vida. Tengo muchos ejemplos de personas increíbles, ¿por qué no intentar serlo en medio de la imperfección?”
Además, Georgeanela busca con su historia motivar a otros jóvenes a luchar por sus sueños: “siempre les digo que somos agentes de cambio y esto es para bien o para mal, todo lo que hagamos tiene un impacto”, concluye. Y nosotras, en la Revista Pasacalles, no podríamos estar más de acuerdo con ella. Un orgullo que una chica tan valiente y generosa sea del cantón; un ejemplo para las nuevas generaciones de Pérez Zeledón.