Flores, frutas, ciprés y el clima fresco crean la identidad de El Jardín de Páramo.
Por: Alexandra Ivanova
En 25 kilómetros al norte de San Isidro de El General, entre las montañas frías cercanas al Cerro de la Muerte, se ubica un pueblo donde viven los recuerdos de los pioneros del cantón generaleño y donde se puede disfrutar de las caminatas y respirar el aire fresco.
A diferencia de las comunidades caficultoras, la producción de mora y hortalizas es la actividad principal que da sustento a la mayoría de las familias que viven en el lugar. Revista Pasacalles visitó El Jardín de Páramo, para conocer su historia, sus atractivos y preocupaciones.
Una iglesia escondida entre la abundante vegetación sobre la Carretera Interamericana, el olor a ciprés, los intensos colores de los árboles florecientes y el aire frío, lo mismo que las angostas cuentas que conducen a las casas, nos recibieron en El Jardín de Páramo.








Hace más de 70 años, eran los territorios cubiertos del bosque y habitados por animales silvestres. Sin embargo, en los años 40, la construcción de la Carretera Interamericana dio inicio a los primeros asentamientos de las personas que buscaban una vida mejor para sus familias. Hoy en día los descendientes de ellos siguen viviendo en la comunidad.
Uno de estos visionarios fue don Antonio Gamboa, quien trabajó en la construcción de la carretera junto a sus hermanos y luego llegó a crear una nueva localidad en el mapa del cantón.
De flores a mora, fresa y naranjilla
La producción y la venta de mora ha sacado adelante la familia de Cosme Gamboa, lo mismo que a varios de sus vecinos. Sin embargo, la historia del pueblo empezó de las flores que cultivó su tío Antonio para venderlos en el mercado de San Isidro de El General.



Según contó don Cosme, en los años 1943-1944 su padre y sus tíos estaban trabajando como peones en la apertura de la Carretera Interamericana. Luego se dieron cuenta de que estas tierras no tenían dueño y lo aprovecharon para encarrilarlas.
“Empezaron a venir acá de vez en cuando a sembrar diferentes cultivos, entre ellos, maíz, cubases, papas y otras hortalizas. En el año 1947, mi tío Antonio Gamboa y Rosario Brenes Rivera que fue casado con otra tía de nosotros, se quedaron a vivir aquí”, añadió.
De acuerdo con Gamboa, su tío empezó a sembrar flores para venderlas en la ciudad. Al inicio producía calas, margaritas y gladiolas, pero después apareció una variedad de azucenas que tenían una muy buena demanda.
“La Finca El Jardín fue el nombre que mi tío Antonio le puso al terreno que ocupó y después toda la comunidad empezó a llamarse así. Antes vivíamos de las flores”, recordó.
La vida de los productores de flores dio un giro en el año 1983, cuando un terremoto provocó graves daños en la comunidad.
“Después de este desastre natural los terrenos quedaron muy deteriorados y la mora empezó a aparecer en los barrancos de manera natural. Ahí nos surgió otra alternativa y empezamos a cultivar la mora. Ahora esta fruta es el producto principal en nuestra comunidad, aunque también hay otros cultivos, entre ellos, granadilla, naranjillas y otras hortalizas”, dijo don Cosme.
Sus padres fueron la segunda familia que llegó al lugar, cuando don Cosme tenía 3 meses de nacido; fue su primer hijo. Hasta finales del año 1955 vivieron en la comunidad, pero luego regresaron a Pueblo Nuevo de Rivas, donde vivían antes.
Sin embargo, en el año 1970 don Cosme regresó al pueblo donde pasaron los años de su infancia, ya para construir su propia vida familiar.
“Cuando mi esposa Marta Brenes Monge y yo decidimos casarnos, me acordé del terreno que mi papá dejó aquí. Así llegamos acá e hicimos toda nuestra vida en este pueblo”, dijo Gamboa.
El agricultor también comentó que los fundadores del pueblo sembraron café durante los primeros años, pero esta actividad no resultó rentable para ellos.
“Hay personas que quieren sembrar café aquí. Pero la mora sigue siendo nuestra actividad principal,” reiteró.
Más de 400 familias en el sector Cerro de la Muerte viven de la mora
Más de 400 familias en las comunidades del sector Cerro de la Muerte viven de la producción de mora y El Jardín, junto a División que colinda con este pueblo, es una de ellas.






Pocas oportunidades para la comercialización, bajos precios y las dificultades de manejo de los cultivos que ya son viejos y no se han renovado, son los problemas principales que enfrentan los productores, según lo indicó Pablo Céspedes Jiménez, quien también se dedica a la producción de esta fruta.
“Ahora sembramos una nueva variedad de mora enana, que puede ser manejada con técnicas diferentes, con abono y la espaldera, para que no esté sobre el suelo, también se puede manejar con podas. Esperamos que también nos permita aumentar la cosecha”, señaló el productor.
Céspedes indicó que en todo el sector de Cerro de la Muerte hay más de 200 hectáreas de mora, sin embargo, la densidad de las siembras no es homogénea.
“En algunas fincas, en una hectárea hay 200 plantas de mora, mientras que, por lo general, en una hectárea se podrían ubicar unas 2000 plantas, por ello, la densidad de cultivos es muy baja. Sin embargo, este es el motor de la economía de la zona”, destacó.
El productor añadió que, a pesar de la pandemia, se ha logrado mantener el mercado, no obstante, los precios del producto se han bajado.
En este tiempo, el precio de la mora oscila entre 3400 y 3500 colones por kilo, sin embargo, según Céspedes, estos montos corresponden a una temporada baja.
Según explicó el agricultor, una planta de mora tiene dos cosechas; una de ellas se realiza en invierno, de setiembre a diciembre, mientras que otra que se maneja a mediados de febrero hasta abril.
Desde el 2015 hasta el 2019 en El Jardín se realizaba la Feria de la Mora, donde se realizaba una serie de actividades, entre ellas, la venta de fruta fresca y los derivados de la misma, una carreta de atletismo, caminatas y presentaciones artísticas. El año pasado el proyecto fue suspendido, debido a los problemas de administración y luego a la pandemia, sin embargo, se espera reactivar la iniciativa en algún momento.
Otras razones para visitar El Jardín
El bosque de ciprés. Desde hace 5 años, Cosme Gamboa y su familia están desarrollando un proyecto de turismo rural y esperan retomarlo. La finca de don Cosme cuenta con dos senderos; uno de ellos pasa por un bosque de ciprés que ocupa una media hectárea.





Gamboa comentó que sembró el primer árbol de ciprés hace 20 años. Ahora en el lugar se puede encontrar varias especies de aves y hongos de colores, lo mismo que disfrutar observando los imponentes árboles.
Para visitar los senderos, se puede contactar a don Cosme al número +50683063148
Rutas históricas. La Ruta de los Pioneros, también conocida como la Ruta Cero, es el proyecto de turismo histórico que se está desarrollando en la comunidad. De acuerdo con la secretaria de la Asociación de Desarrollo de El Jardín, Meilyn Fallas, se trata de un camino que fue usado por los primeros pobladores del Valle del General, que llegaron a la zona de Santa María de Dota, atravesando el Cerro de la Muerte.
Con el apoyo de la Municipalidad y otras organizaciones, en abril del 2021 empezaron los trabajos de cementado de la vía.
La ruta pasa por las comunidades de La Ese, Campamento Vargas, Miramar, División y Villa Mills.