Por: Alexandra Ivanova
Con el mismo cariño, seguridad y profesionalismo, sus manos saben manejar tanto las herramientas para labrar la tierra como las cuerdas de una guitarra. La música y el trabajo en el campo han sido los dos oficios a los cuales él han entregado su vida. Fue testigo de los hechos históricos que se dieron en las tierras costarricenses y conserva recuerdos de las personas que escribieron esta historia. A sus 82 años de edad, sigue teniendo una vida llena de trabajo y encuentros.
Para concluir el Mes del Agricultor Costarricense, conversamos con Juan José Méndez Venegas, amigo y contemporáneo de Alfonso Quesada Hidalgo y el último de los fundadores del famoso trio Los Sukias que sigue con vida.
Desde hace más de 30 años don Juan José vive en Sarapiquí, sin embargo, visitó Pérez Zeledón para participar en el homenaje a la agrupación musical que marcó toda una época de la historia del cantón generaleño.
¿Qué recuerda Usted de los inicios de este proyecto musical?
En un principio fundamos un trio, junto a don Alfonso Quesada Hidalgo, Rodolfo Rojas Acuña y este servidor. Comenzamos acá en Pérez Zeledón, presentándonos en diferentes lugares, inclusive en la Voz de El General, Radio Sinaí y la Radio Satélite. También nos presentamos fuera del cantón. Así estuvimos en diferentes lugares de San José, inclusive, participamos en el prestigioso programa “Las estrellas se reúnen” en el Canal 7 y en “La sala del tango” de Canal 11. Obtuvimos varios contratos para presentarnos en diferentes lugares.
En 1967 estuvimos en la Radio Columbia, representando nuestro país y obtuvimos el primer lugar para nuestro cantón.
Hemos grabado más de 300 canciones, la mayoría de ellas son de don Alfonso Quesada y también mías. Compuse varias canciones dedicadas a Pérez Zeledón y también al cantón de Sarapiquí y fui declarado el Hijo Predilecto del cantón de Sarapiquí.
¿Ahora vive en Sarapiquí?
Vivo en Sarapiquí, en la colonia Villalobos. Estoy pensionado y me dedico al trabajo en el campo pues tengo finca y ganado.
¿Sin embargo, es oriundo de Pérez Zeledón?
Nací en el distrito de Daniel Flores el 19 de noviembre del año 1940. Este año cumplo 82 años de vida y no padezco de ninguna enfermedad. Gracias a Dios, estoy muy bien de salud y sigo dedicándome a la música.
Tengo planes para grabar más canciones, tanto para el cantón de Sarapiquí como para el cantón generaleño.
Usted fue testigo de la Guerra Civil de 1948. ¿Qué recuerda de su infancia?
En 1948 sucedió la Revolución, pero recuerdo muy poco de aquellos tiempos. Vivía en La Esperanza de Pérez Zeledón y recuerdo ver pasar a unos hombres armados que llegaron a mi casa donde estábamos ordeñando una vaca. Les dimos leche. Ellos llevaban unas armas de fuego pesadas y se dirigieron hacia una quebrada para llegar al lado de Uvita.
En aquel entonces, era niño, pero sentía que en el país se estaban viviendo los problemas muy serios. Mi padre fue una persona que siempre trató de mantener una buena relación con la gente. Nunca pensé que hubiera podido pasar si no les hubiéramos dado la leche. Sin embargo, tampoco creo que esta experiencia me había afectado mucho.
¿Cómo nació su pasión por la música?
Tengo familiares que habían sido músicos de antaño. Uno de mis hermanos aprendió a tocar guitarra con unos amigos, tocaba en la casa y cantaba, esto me impresionaba mucho. Sentí que también lo traía en la sangre. Él me enseñó algunos signos. Luego tuve un amigo puriscaleño que tocaba guitarra muy bien. Estuvimos tocando juntos durante dos años, con él aprendí mucho.
Cuando tenía cinco años, sabía cinco canciones. Y cuando no tenía guitarra, me acompañaba con una lata de manteca.
Fueron unas latas cuadradas y las golpeaba con un palillo, sacándole ritmo. Cantaba las cinco naciones seguidas.
Después de aprender a tocar guitarra, me uní a un conjunto donde toqué la guitarra eléctrica, hasta que en 1964 me encontré con don Alfonso Quesada.
Así dio inicio el grupo de Los Sukias y en el 1968 grabamos mucha música para Pérez Zeledón y Sarapiquí.
¿Por qué Sarapiquí?
Me fui a vivir a este cantón en el año 1983. La Municipalidad convocó una reunión para solicitarme que compusiera algunas canciones para ellos. Nos hicieron un homenaje en la Casa de la Cultura. Cuando íbamos de regreso, don Alfonso me comentó que aprovecháramos esta oportunidad. Durante mucho tiempo estábamos ensayando los días lunes y martes y así preparamos las seis canciones.
Desde el año 1983 hasta la fecha vivo en Sarapiquí y soy Hijo Predilecto del Cantón. Gracias a Dios, me siento muy bien.
¿Qué ha sido la enseñanza más importante que sacó Usted de don Alfonso Quesada?
Don Alfonso me dejó muchas lecciones importantes. Siempre sabía que él era un compositor extraordinario, cuando lo escuchaba en la radio. Y cuando tuve la oportunidad de encontrarme con él, comencé a aprender a componer las canciones. Todos los conocimientos musicales que pude heredar de él, han sido muy valiosos. Él fue la pieza fundamental para mi formación como músico.
¿Se ha dedicado al trabajo en el campo al mismo tiempo con la música?
Vengo de una familia de los agricultores y siempre he sido agricultor. Ahora tengo un terreno en Sarapiquí, donde siembro plátano, yuca y otros cultivos que comparto con otras personas.
Soy totalmente de campo y es lo que me gusta. La música y la agricultura son los dos oficios a los cuales me dedico.
Vivo solo en mi casa y no tengo problemas de ninguna clase. Tengo hijos que ya son profesionales y viven en San José.
¿Qué mensaje dejaría a los músicos jóvenes?
Les diría que se dediquen a la música folclórica costarricense y, sobre todo, a la música regional, ya que la música que representa nuestro país es muy valiosa. Es un gran orgullo para los costarricenses.
La música extranjera es muy bonita y es importante conocer el legado cultural de otros países, no obstante, no tenemos que olvidar de la representación artística de nuestra patria.