Por: Alexandra Ivanova
Nació con una enfermedad que desde la edad muy temprana lo privó de la posibilidad de caminar y movilizarse sin una silla de ruedas, no obstante, encontró una inspiración en la pintura. Él es Johan Calvo, artista generaleño que asegura que las limitaciones físicas no le impiden sentirse realizado y cumplir uno de sus mayores sueños, pintar.
“Nací en la zona de Platanares, pero hace 26 años llegamos a San Isidro de El General. Desde niño me gustaba mucho el dibujo, ya que me mantenía muy entretenido, hasta que di un paso a la pintura hace 10 años”, cuenta el joven que se moviliza en una silla de ruedas, pero da la rienda suelta a su imaginación cuando tiene un pincel en la mano.
La primera pintura de Johan fue posible debido a un encargo que le hizo su hermana en el momento cuando el futuro artista pensó que no se iba a animar a pasar del dibujo a la pintura.
“Mi hermana llegó y me dijo que tenía que pintar, también me ayudó con los materiales. El cuadro fue de una playa de noche y fue la primera pintura que hice”, añadió.
Vivir con las limitaciones de movilidad en una zona rural fue muy difícil, tanto para el joven como para su familia, por lo que tomaron la decisión de trasladarse al centro del cantón.
“En el centro de Pérez Zeledón es más fácil desplazarse en una silla de ruedas. Asistí a la Escuela La Asunción, junto a los compañeros sin discapacidad”, recordó Johan.
Cuando era estudiante, el joven participó en varios concursos de dibujo junto a un compañero que también se sentía atraído por las Artes Plásticas.
“Luego él dejó de dibujar y se dedicó a otra cosa, no obstante, estos son los recuerdos más importantes de los concursos de dibujo en la escuela y colegio”, agregó.
Por el momento, Calvo se dedica a la pintura a tiempo completo y destaca que es totalmente empírico.
La mayor inspiración, para el joven, son los sentimientos del momento de pintar, por lo que afirma que no tiene algo específico que lo inspire. Sin embargo, resaltó que el deseo de aprender más es su mayor motivación.
“Siempre tengo ganas de mejorar y aprender una técnica distinta, ser más profesional y es lo que más me inspira”, dijo Calvo.
Johan asegura que la pintura es fu fuente de los ingresos, por lo que la gran mayoría de sus pinturas se realizan por encargo. Aun así, confiesa que vivir del arte en Pérez Zeledón no es fácil.
El artista también contó que la mayoría de sus clientes son nacionales y los paisajes y retratos son los cuadros más solicitados, aunque algunas personas también piden los retratos de sus mascotas.
A pesar de lo difícil que es ser un artista con discapacidad, Johan aconseja a otras personas con la condición similar que no se rindan.
“El mensaje que quisiera llevar a las personas con discapacidad, es que no se rindan pues hay que echarle ganas. En esta vida uno no puede darse por menos, siempre hay una forma de salir adelante y lo más importante es encontrarla”, expresó.
Ni siquiera en los momentos más difíciles el artista no ha pensado dejar de pintar. “Para mí, es una terapia y un ejercicio, por lo que no puedo estar sin esto”, finalizó.