Por: Alexandra Ivanova
Superar la desesperación que se siente al escuchar un diagnóstico que cambió sus vidas, ha sido el logro más importante de más de 50 mujeres que integran la Asociación Esperanza de Vida. Dentro de esta iniciativa las sobrevivientes de cáncer de seno buscan brindarse el apoyo moral y buscar los recursos para salir adelante. Algunas de ellas comparten sus historias con la Revista Pasacalles.
Hace 8 años, la vida de doña Elena se dividió en antes y después. Recibió los resultados del examen que reveló una enfermedad que cobró la vida de miles de mujeres en todo el mundo, el cáncer de seno. Sin embargo, encontró las fuerzas no solo para luchar por su vida, empezando el tratamiento, sino también para ayudar a las personas que están atravesando una situación similar.
Desde hace 8 años, Elena Artavia Umaña forma parte de la Asociación Esperanza de Vida y durante cuatro de ellos se desempeña como presidenta de la agrupación.
“Estoy tratando de hacer todo lo mejor”, afirma doña Elena y asegura que, para la agrupación, el mayor logro ha sido mantenerse unidas en los tiempos difíciles.
De acuerdo con Umaña, la asociación está ayudando a las mujeres que empiezan a llevar su tratamiento a aclarar las dudas, en el caso si necesitan ayuda informativa; además, se busca ayudar a aquellas personas que no cuentan con los recursos económicos suficientes para realizar sus viajes a San José para recibir el tratamiento.
Antes de la pandemia, los recursos se generaban por medio de la carrera de atletismo que ganó una posición importante en el calendario de las actividades deportivas que se realizan en el cantón generaleño, pero no se pudo realizar durante los 2 años de la pandemia.
“El logro más importante, para nosotras, es estar todas juntas. Nos hemos visto llorar y despedimos a algunas compañeras. Estamos unidas como un grupo y nos estamos ayudando cuando estamos tristes, ya que el apoyo moral es sumamente importante”, destaca Umaña.
Durante varios años, doña Elena, quien vive en Baidambú, atendió a los clientes en una soda ubicada en el Mercado Municipal, pero hace 2 años dejó de trabajar, ya que tuvo que hacerse cargo de su madre que es una adulta mayor.
“En mi familia soy la única quien tuvo cáncer. A veces es muy difícil superar todo lo que hay que enfrentar, pero hay que seguir”, dijo Umaña.
Ruth Umaña: “Mi esposo me ha acompañado en todo”
Vender su anillo de matrimonio ha sido uno de los sacrificios que tuvo que hacer Ruth Umaña Apú, para solventar los gastos que trajo su enfermedad.
Doña Ruth, quien es oriunda de Golfito y tiene 22 años de vivir en Pérez Zeledón, dice que su lucha ha sido muy fuerte y aún sigue.
“Llevo 4 años combatiendo el cáncer. En este proceso falleció mi mamá, pero aquí estoy en la lucha. Seguiré luchando hasta el final, por mis 5 hijas y mi esposo”, dice Umaña.
Desde que le detectaron la enfermedad, doña Ruth tuvo que superar varios obstáculos para recibir el tratamiento. Uno de ellos fue la necesidad de realizar varios viajes a Ciudad Cortés, ya que desde la Clínica de Mama de Pérez Zeledón la enviaron al Hospital Tomás Casas.
“Estaba lista para el examen, cuando se presentó un problema con el mamógrafo, por lo que tuve que ir ahí varias veces y la Caja Costarricense de Seguro Social no pudo pagar todos estos gastos. Tuve que hacer varios sacrificios, aunque mi esposo decía que no lo hiciera”, contó Umaña.
El apoyo que su esposo le ha brindado durante todo el proceso, ayudó a doña Ruth a no caer en la depresión.
“Tuve que vender mi anillo de matrimonio, pero dije: “No importa. Lo que vale es el amor que nos tenemos. Lo material no es lo más importante para estar juntos”, destacó.
Doña Ruth añadió que su esposo la sigue apoyando en los momentos más difíciles y que tienen 34 años de matrimonio.
“Cuando se me baja el ánimo, él me levanta y seguimos juntos. Hace poco tiempo me sentí agotada, porque tenía que viajar durante tres meses todas las semanas; además, me dio Covid y me sentía cansada. Pero me dije que tenía que seguir luchando”, agregó.
Umaña tiene 58 años de edad y se dedica a la venta de aceites aromáticos, para generar los recursos adicionales.
“Mi esposo tiene salario, pero no es suficiente para tantos gastos, sobre todo, en los viajes a San José”, dijo la sobreviviente de cáncer de seno.
Para doña Ruth, la Asociación Esperanza de Vida ha sido un espacio que brinda mucha ayuda. “Vacilamos mucho y tenemos un grupo en redes sociales. Mis compañeras me han motivado mucho y me ayudaron, inclusive económicamente. Siempre me siento animada, cuando estoy con ellas”, concluyó.
Noemí Agüero: “Mi esposo dijo que soy una guerrera”
Con sus 56 años de edad. Noemí Agüero Quirós tiene 3 años de luchar contra el cáncer de seno. Para superarlo, también cuenta con el apoyo de su esposo.
“La enfermedad me afectó para hacer los oficios domésticos, pero siempre me mantengo activa. Después de la operación, el brazo me molesta mucho, por lo que traté de pedir la ayuda del Instituto Mixto de Ayuda Social, pero aún no me han dado respuesta. Quisiera hacer un curso de costura para ir sobreviviendo”, contó doña Noemí.
Agüero dijo que cuenta con su propia casa, sin embargo, los gastos que genera el tratamiento son muy altos.
“Todo ha sido muy duro, pero mi esposo y mis dos hijos me motivan y no me dejan caer. Mi esposo dijo que yo soy una guerrera y tengo que seguir luchando por él y por mis hijos”, resalta la sobreviviente de cáncer.
Con la ayuda de Dios y de su familia, doña Noemí continúa su batalla por la vida y la salud.
La Asociación de Sobrevivientes de Cáncer de Mama Esperanza de Vida de Pérez Zeledón cuenta con más de 50 integrantes.
Las personas que deseen unirse o colaborar con el grupo, pueden contactar a doña Elena Umaña por medio del número +506 8870 5655.