Marcelino Machado Rutinelli, deportista y quiropráctico natural, cuenta su historia
Por: Alexandra Ivanova
En lugar de traer limitaciones a su vida, una caída de una escalera le sirvió de impulso para superar las secuelas de la lesión y construir su futuro como boxeador y entrenador de boxeo. Además, le ayudó a descubrir las habilidades que, posteriormente, ayudaron a muchas personas. Con sus 85 años de edad, Marcelino Machado Rutinelli, conocido como “Machado”, asegura que está agradecido con Dios por haberle dado fuerzas para enfrentar todos los retos que se habían presentado en su vida.
Nació en Cuba y salió del país cuando era niño, junto a su familia que se radicó en Panamá. Según cuenta don Marcelino, su historia deportiva empezó cuando vivía en el país canalero junto a sus padres y hermanos.
Desde adolescente, Machado sintió una gran pasión por el deporte, sobre todo, por el boxeo y empezó a entrenar pensando en una posibilidad de convertirse en un boxeador profesional en el futuro.
“Cuando estaba en la escuela, andaba peleando mucho, por lo que mi padre me dijo que fuera al gimnasio. Cuando tenía 12 años de edad, empecé a entrenar”, comentó.
No obstante, un accidente puso su sueño en peligro. “Estuve en el tercer grado de la escuela, cunado un compañero me empujó mientras iba en bicicleta. Caí y lesioné el brazo derecho. El brazo quedó guindando y después de que anduve con las vendas durante un tiempo, quedó torcido. A mis padres les dijeron que mi brazo no iba a recuperar todas sus funciones y que no podía entrenar más”, recordó Machado.
A pesar de lo sucedido, el niño decidió ser perseverante y superar las consecuencias de la lesión.
“Me levantaba en la mañana, agarraba una piedra y comenzaba a doblar la mano derecha. Estuve haciendo ejercicios solo. Así logré recuperar la movilidad del brazo, volví a los entrenamientos de boxeo y luego fui boxeador profesional en Panamá”, añadió.
El ex deportista dijo que llegó a Costa Rica en el año 1973, cuando había sido contratado como instructor de boxeo en Cuidad Neilly, después de recibir la invitación de Alberto “Beto” Alpízar.
“En aquel entonces me mandaron unos 40 dólares para ayudarme a llegar a Costa Rica. Llegué a entrenar a un boxeador, conocido como “Cholo” Alpízar, el sobrino de Beto Alpízar y que tenía que ir a pelear a Perú. En el año 1974 llegué a Pérez Zeledón y quedé viviendo aquí”, agregó.
Masajista empírico
Después de haber llegado a Costa Rica, don Marcelino descubrió sus habilidades de masajista. “Me decían que tenía un don de Dios, así decidí usar mi propia experiencia para ayudar a otras personas. Así me convertí en quiropráctico y masajista empírico”, dijo Machado.
El masajista recordó que en aquel entonces entrenaba a los jóvenes boxeadores en el Estadio, porque aún no había Polideportivo.
“Cuando yo llegué a San Isidro de El General, aquí había muchas casas de madera, mucha montaña y muchas cantinas. Entrenaba en el Estadio, debajo de las gradas de madera y de ahí salían boxeadores que después fueron campeones nacionales”, agregó Machado.
Mientras los atletas descubrían su capacidad de masajista, don Marcelino se empezó a dar a conocer en todo el cantón.
“Cuando falleció Luciano Agüero, masajista del equipo de fútbol La Generaleña, empecé a dar masajes a los jugadores y me quedé con este equipo. Después me llamaron de Pérez Zeledón y trabajé como masajista y quiropráctico con ellos”, añadió.
Machado dijo que hasta el momento cuenta con una gran cantidad de clientes y, a sus 85 años de edad, se siente realizado y agradecido con las personas que confían en sus habilidades.
“Atiendo a las personas que me llaman de diferentes comunidades de todo el cantón. Me siento muy bien, porque la pandemia no me ha afectado mucho y ya estoy vacunado”, destacó.
Después de muchos años, don Marcelino pudo visitar el país que lo vio nacer, después de haber recibido la invitación de la ministra de Deportes y Educación Física de Cuba.
“Volví a Cuba en el año 1990 y luego en el 1998. Me siento muy bien en Costa Rica, pero sé que Cuba está atravesando una situación muy difícil. Ahí siempre ha habido mucha pobreza y me duele mucho a ver a tantas personas sufrir”, dijo el ex deportista.
Asegura que nunca quiso dejar el deporte
Don Marcelino comentó que, a pesar de llegar entrenar una gran cantidad de atletas, entre ellos, los 7 boxeadores que fueron parte de la Selección Nacional de Costa Rica en los años 80, su camino en este ámbito no ha sido fácil. Sin embargo, asegura que nunca pensó en abandonar el boxeo.
“Es un amor que tengo y no tengo preferencia para nadie, trabajo con hombres, mujeres y niños, también con adultos mayores que deseen practicar boxeo. Trabajé con una persona que incursionó en el boxeo a los 45 años de edad”, agregó el entrenador.
Durante 25 años Machado trabajó con el Comité Cantonal de Deportes y Recreación de Pérez Zeledón.
“Salí del Comité, debido a los desacuerdos que se habían presentado. No obstante, seguí entrenando. Antes de la pandemia estaba trabajando con 14 personas de 13 a 25 años de edad y los estaba entrenando en un gimnasio privado. Ahora no entreno, debido a la pandemia, pero vivo muy tranquilo y siempre voy al mercado para saludar a muchas personas. Antes vivía con mis hijastros, pero ya hicieron su vida”, comentó.
En los tiempos de pandemia, don Marcelino asegura que confía en Dios, no obstante, hace un llamado a las personas a cuidarse y a cuidar a sus familiares.